Cuando estoy en Londres, paso mis días en la oficina, pero hoy estoy en un viaje a la Patagonia en Argentina y mi viaje es ligeramente diferente, por decir lo menos. Estoy tres horas por detrás de mi zona horaria habitual, por lo que afortunadamente me resulta bastante fácil despertarme temprano y brillante. Me hospedo en el Hotel Esplendor y, después de un desayuno rápido, me pongo varias capas de ropa abrigada e impermeable para prepararme para un día de caminata sobre hielo en el glaciar Perito Moreno en el Parque Nacional Los Glaciares.
Meto algunas térmicas adicionales y piezas tecnológicas en mi Cancha Bag y me uno a mi grupo de turistas cuando comenzamos el viaje con un viaje de una hora hasta uno de los puntos de amarre del Lago Argentino. Una vez allí, abordamos un pequeño bote y saltamos por las heladas aguas hasta llegar a la morrena del glaciar, es decir, la superficie rocosa de tierra. Ya es tarde en la mañana, pero me doy cuenta de que el día apenas comienza cuando miro hacia las impresionantes alturas heladas en la distancia y nuestro guía turístico comienza a guiarnos hacia nuestro destino final.
Después de aproximadamente 1,5 horas de caminata, llegamos al comienzo del glaciar congelado y nos detenemos para observar la vista. Aprovecho la oportunidad para cambiar las baterías de mi cámara con mis repuestos que guardé en mi accesorio de bolsa lateral. ¡Nuestra parada es breve porque hace un frío absoluto, por decirlo suavemente!
Sin embargo, antes de continuar, debemos colocar crampones en nuestras botas de montaña para poder caminar sobre el hielo. Tengo el mío asegurado a mis correas de compresión Cancha, por lo que solo toma un minuto ponérmelo. Afortunadamente, no hay necesidad de quitarme las botas para hacerlo, ¡y mis dedos de los pies ciertamente están agradecidos!
Luego comenzamos la parte de la caminata que más anhelo: tres horas caminando a través de la superficie glacial de Perito Moreno. A mi alrededor hay impresionantes formaciones de hielo y cuevas escondidas. Los bordes del glaciar están salpicados de grietas de color azul brillante que lo hacen parecer como el rocío de una ola congelada en el tiempo. En mi cabeza, David Attenborough está narrando.
Aproximadamente a la mitad de nuestro viaje sobre el hielo desigual, nos detenemos para almorzar un picnic. Es surrealista sentarse y comer sándwiches mientras contempla la impresionante extensión blanca que se cierne a su alrededor. Nuestra ruta de senderismo está diseñada para ser un circuito, por lo que después de que hayamos terminado de comer damos la vuelta al otro lado.
Es de noche antes de que regrese a mi habitación de hotel y me derrumbe en la cama. Saco rápidamente mi ropa mojada de mi accesorio Wet-Dry Bag, que la ha mantenido separada de todos mis dispositivos. Estoy absolutamente exhausto, pero debo probar las opciones gastronómicas del hotel a continuación; sí, ¡esa dificultad definitivamente incluye el menú de postres!
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